Localización y redistribución
de la población de América Latina.
La
localización de la población está determinada por un conjuntos de factores. De
manera directa, la dinámica demográfica de las subdivisiones de un territorio
determina la magnitud de la ocupación,o se, que cantidad de población hay en
cada uno de elos (suponiendo constantes los limites formales de las subdivisiones
). También determina su tendencia en el tiempo —es decir, con qué velocidad se
expande o contrae su población— y define los perfiles demográficos, en
particular la estructura según edad y sexo, a tras del territorio, un
antecedente clave para las políticas públicas, la asignación de recursos y las
decisiones de los agentes económicos. Pero la dinámica demográfica no es el
determinante en última instancia del patrón de asentamiento de la población en
el territorio. Este último es configurado por una constelación de fuerzas socioeconómicas,
ecológicas, tecnológicas, culturales y políticas, cuya actuación no es
forzosamente coordinada. G Grosso modo, estas fuerzas son:
a) El
atractivo de las diversas áreas para su ocupación, que depende de muchos
atributos. Esta gama se extiende casi indefinidamente; algunos sobresalen, y
ello permite su clasificación: i) económicos: posibilidades de ganarse la vida;
explotación de recursos naturales; presencia de consumidores, abastecedores,
mano de obra y ; presencia de consumidores, abastecedores, mano de obra y potenciales
aliados o contrapartes para empresas y personas; ii) educativos: oferta de
matrículas, de opciones de formación y capacitación; iii) calidad de vida: disponibilidad
de espacio, existencia de servicios básicos y equipamiento, paisaje y ambiente
grato; iv) seguridad ciudadana: ausencia o bajos índices de criminalidad, resguardo
público o privado, privacidad; v) políticos: gobierno nacional honesto,
confiable, emprendedor, preocupado por las libertades y derechos ciudadanos;
vi) sociocomunitarios: comunidad residente integradora, confiable, visible,
pujante, dinámica, etc.
La
conectividad, que depende del emplazamiento de las localidades y de sus vías y
medios de transporte y de comunicación, también desempeña un papel importante
en el atractivo de los asentamientos. Desde un punto de vista económico, la
conectividad se mide en costos de traslado O de comunicación . Pero los costos asociados
a la conectividad no son solo económicos; trasladarse a un lugar habitualmente
no significa insertarse "en igualdad de condiciones" con los nativos,
pues hay fricciones socioculturales asociadas a la incorporación a un medio
nuevo. Las restricciones administrativas pueden obstaculizar la conectividad. Los
atributos que conforman el atractivo de una localidad no están forzosamente correlacionados
y. tampoco se evalúan con una misma escala de preferencias por parte de los actores,
sean estos individuos, hogares, empresas o comunidades. Adicionalmente , los
atractivos, ventajas o beneficios que ofrece un determinado lugar tienen como
contrapartida costos y el más evidente es el que recae directamente sobre los
agentes a través del sistema de precios (por ejemplo, el valor del suelo); sin
embargo, también hay otros costos directos para los actores; por ejemplo, los
de salud derivados de la contaminación; los de seguridad implícitos en los
eventos criminales o las medidas de resguardo pagadas; los de tiempo, que
derivan de una distancia considerable entre residencia y trabajo. Un asunto
destacable es que al menos una parte de los costos de la localización pueden
ser socializados, ya sea con el uso de bienes públicos o por externalidades. El
atractivo puede mirarse desde un ángulo distinto: el de rechazo o expulsión, contrapunto
que no es novedoso, pues ha sido base de la mayor parte de las teorías
elaboradas para examinar la migración (cotejo entre factores pull y push), así
como para comprender el éxodo rural y la explosión urbana en las regiones de
bajo nivel de desarrollo y dependientes, en particular América Latina y el
Caribe (Stren, 1995; CEPAL; 1989; Villa, 1980; Castell, 1977). No se trata sólo
de que a cada “factor de atracción”de una localidad le corresponda un “factor
de rechazo” simétrico en otra localidad. También atañe a la existencia de
procesos de desestructuración y/o crisis que expulsan población sin la
contrapartida de algún ámbito que obtenga dividendos de tal crisis o esté en
auge por dinámica propia. Un ejemplo son los desastres ambientales (que se consideran
más adelante), shocks económicos locales (por ejemplo por una caída en el
precio del principal producto regional) y crisis políticas (en particular
cuando hay una dimensión militar que fuerza el desplazamiento) que hace que la
gente huya sólo para sobrevivir.
b) La habitabilidad de los diferentes
territorios, que forma parte del atractivo de los lugares; sin embargo, su
carácter más “natural” hace recomendable su consideración por separado. La
noción de habitabilidad se refiere a los rasgos físicos, geomorfológicos y
ecológicos del lugar que facilitan la localización de población. Su importancia
se reduce con el avance tecnológico e institucional, pues aquel amplía el
dominio humano sobre las condiciones externas, logrando que sitios inhóspitos,
en principio, devengan hasta amistosos. El emplazamiento por su relación con el
clima y con la disponibilidad de recursos básicos (tierra fértil, agua) sigue
siendo un factor que actúa como incentivo o restricción para la localización de
la población. Un elemento central de la habitabilidad son las amenazas
(inclemencias o catástrofes) ambientales.
c) La
historia, que se expresa en la preexistencia, para cada generación, de un
patrón de distribución territorial, cuyas raíces y fuerzas estructurantes son
lejanas en el tiempo. Este patrón tiene gran inercia por su envergadura física,
financiera y humana, por los intereses que involucra y por las prácticas e
instituciones generadas a su alero. Es frecuente que los procesos de retroalimentación
circular lleven a escenarios de ocupación territorial complicados, costosos e incluso
insostenibles, pero su reversión total resulta virtualmente imposible a causa
del costo de perder la inversión acumulada y, en ocasiones, por falta de otras
opciones de localización. (Fujita, Krugmasn y Venables, 2000, p.7). La historia
siempre gravita sobre la actualidad ya sea creativamente mediante conceptos
como el de path dependence4 o analíticamente con la consideración de los
efectos rezagados en las series temporales. Sin embargo, en el caso de la DEP no
sólo hay efectos que se extienden en el tiempo; también ocurre que no hay
posibilidad de reversibilidad en el corto y mediano plazo (o sus costos son
altísimos), lo que es una restricción seria en términos de política.
d) La política, tanto en sus diseños e
intervenciones públicas que explícitamente buscan favorecer o penalizar algunas
zonas mediante señales de distinta naturaleza, como en su dimensión de
disposiciones normativas que imponen límites para los traslados de población
entre lugares o, por el contrario, establecen el traslado de individuos,
hogares y hasta comunidades enteras. Aquí también están las políticas sin
propósitos explícitos en cuanto a localización de población en el territorio
pero que generan incentivos o estímulos para la redistribución de la población.
Todas estas fuerzas —atractivos, conectividad, habitabilidad, historia,
política— actúan en contextos socioeconómicos, culturales e ideológicos que les
dan sentido o, al menos, les definen márgenes de posibilidad. Esos contextos
están dados por las modalidades productivas y la división internacional del
trabajo, los avances tecnológicos, la institucionalidad, y los estilos de vida.
Los primeros tienden a definir las restricciones y los incentivos más generales
para la localización de la población. Una economía agrícola poco tecnificada
difícilmente producirá un excedente suficiente para sustentar un elevado
porcentaje urbano y, en general, alentará un asentamiento disperso de la
población; en cambio la producción industrial está naturalmente asociada a
rendimientos crecientes y economías (finitas) de aglomeración que estimulan la
concentración de la población.
Informe de CEPAL.
Informe de CEPAL.
Distribución territorial de la población de América Latina y el Caribe: tendencias,interpretaciones y desafíos para las políticas públicas
Mapas de distribución de la población:
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