jueves, 6 de junio de 2013



El agua en la Frontera México-Estados Unidos:
  Reto político-ambiental




La región fronteriza que México y los Estados unidos comparten es un de las áreas más estrelasadas desde el punto de vista ambiental que hay en el mundo, lo cual plantea muchos problemas tanto para los dos países como para la gente que habita la región. El suministro de agua potable es escaso en la medida en que un número cada vez mayor de usuarios domésticos, agricultores e industriales compiten por recursos de aguas superficiales y aguas subterráneas limitados y con frecuencia contaminados. Este artículo analiza cómo en los últimos veinte años, las economías de ambos lados de la frontera han crecido aceleradamente a partir del fomento a un patrón industrial, lo que ha dado pie a infinidad de olas migratorias, sobre todo del centro de México, provocando una alta tasa de población. Ante esta situación hay una grave presión sobre los recursos naturales de la región, crecimiento que no ha tomado en cuenta las diferencias regionales y ambientales y las limitaciones naturales de una región semiárida.os recursos hídricos han determinado, históricamente, la localización de los asentamientos humanos. La existencia de corrientes superficiales, manantiales o lagunas se asocia a la factibilidad del desarrollo urbano y permite el establecimiento de múltiples actividades. Sin embargo, el crecimiento de la población, el aumento de las ciudades, el poco cuidado en el consumo, así como las fallas en las redes de suministro, el deterioro y la contaminación del líquido, nos sitúan en una perspectiva donde la escasez del abastecimiento y la contaminación de aguas superficiales y mantos acuíferos es evidente.
En los últimos veinte años, las economías de ambos lados de la frontera han crecido aceleradamente a partir del fomento a un patrón industrial, lo que ha dado pie a infinidad de olas migratorias, sobre todo del centro de México, provocando una alta tasa de población. Ambos factores ejercen grave presión sobre los recursos naturales de la región, situación que no ha tomado en cuenta las diferencias regionales y ambientales y las limitaciones naturales de una región semiárida.
La frontera México-Estados Unidos no sólo está unida por medio de lazos económicos, industriales y comerciales, sino que para fortuna o desgracia de los habitantes de la región, estos dos países quedan entrelazados en el ámbito ambiental pues los recursos naturales y, fundamentalmente, el agua los liga de manera determinante. El agua es el recurso más escaso, frágil y apreciado en la frontera compartida con los estadounidenses. La cantidad de agua en la región es precaria, no sólo por las condiciones naturales de la zona oeste (el clima de la región es propenso a graves sequías, particularmente en la región del Río Grande), sino por la forma en cómo ha impactado la evolución desenfrenada de las ciudades fronterizas: la falta de planeación urbana, los caros y pésimos servicios públicos, así como el crecimiento económico (una industrialización extensiva basada en la industria maquiladora) y de la población (11.8 millones de personas viven en la región fronteriza y se calcula que para el año 2020 será de 19.4 millones) dan pie tanto a la escasez del recurso como a su mala calidad y contaminación (Border 2012: U.S.-Mexico Environmental Program, 2000).








fuente:

Espacio Abierto vol.14 no.2 Maracaibo Apr. 2005
Miriam Alfie Cohen*

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