IIRSA y la Ecología Política del Agua Sudamericana.
Desde una revisión de la
geoeconomía y la geopolítica del agua el presente texto busca dar cuenta de la
tendencia del líquido a transformarse crecientemente en un recurso estratégico
de múltiples usos y con ello de múltiples modalidades de explotación de plusvalor.
Desde una revisión de la
geoeconomía y la geopolítica del agua el presente texto busca dar cuenta de la
tendencia del líquido a transformarse crecientemente en un recurso estratégico
de múltiples usos y con ello de múltiples modalidades de explotación de
plusvalor. El caso a revisar es el sudamericano, una región que concentra más
de la quinta parte de las reservas de agua dulce del orbe y que apunta a
integrar, sin considerar seria y detenidamente los impactos ecológicos y
sociales, una serie de esquemas de "corredores hídricos" como
contraparte a los corredores de desarrollo propuestos oficialmente desde el
proyecto de Integración de la Infraestructura Regional de Sudamérica (IIRSA) .
Para dicho propósito se presenta
una revisión de la vinculación entre el emplazamiento de lo que se conoce como
"corredores de desarrollo" y, el papel que jugaría el agua para
satisfacer las diversas necesidades de esos corredores y que van desde el
consumo humano directo, el agrícola e industrial, como generadora de
electricidad, como medio de transporte, etcétera. El caso a revisar es el
sudamericano, una región que concentra más de la quinta parte de las reservas
de agua dulce del orbe y que apunta a integrar, sin considerar seria y
detenidamente los impactos ecológicos y sociales, una serie de esquemas de
"corredores hídricos" La idea de corredor de infraestructura es
bastante vieja, no obstante, en términos "modernos", tal vez el caso
más apegado a tal concepción es el proyecto estadounidense del ferrocarril transcontinental
del siglo XIX y que tuvo como fin la expansión hacia el Pacífico al ir ocupando
nuevas tierras. El "paquete" incluía un "programa de
desarrollo" ya que conforme avanzaba el ferrocarril, y posteriormente
cuando se llevó agua a las tierras áridas del oeste o al Gran Desierto
Americano , se iban emplazando ciudades, centros industriales, agrícolas,
culturales, etcétera. Todo a modo de un gran "corredor de desarrollo"
en el que los costos sociales y ecológicos de la expansión territorial estadounidense
fueron apabullantes. La masacre de millones de indígenas, el robo y saqueo de
sus tierras, o poco tiempo después, la inundación de tierras para la
construcción de represas, -entre otras "imágenes"-, han sido una
constante en la historia de la potencia norteña .
Ahora bien, los "corredores
de desarrollo", en adelante denotados como corredores, tienen claro
fundamento en el emplazamiento de un conjunto de infraestructuras que los hacen
posibles, con las que toman cuerpo y forma en el espacio geográfico. Me refiero
a los corredores de infraestructura.
La diferenciación es importante
para dar cuenta de que sin la existencia de un corredor de infraestructura no
se puede hablar de un corredor, no obstante, cuando se habla de un corredor, al
mismo tiempo se está haciendo alusión a la infraestructura que lo hace posible.
Los corredores (y sus respectivos
corredores de infraestructura) en los últimos siglos han demostrado ser la
figura más eficiente -en términos capitalistas- para la ocupación territorial
(reordenamiento territorial), el transporte y comercio de mercancías por tierra
y agua, el desarrollo de la industria y la agricultura de gran escala, el
estímulo de zonas de turismo de inspiración de multinacional, etcétera. Es por
ello que los corredores deben verse como rutas de desarrollo estratégicas de
varios kilómetros de ancho en los que se emplazan zonas de producción
intensiva, de extracción de recursos naturales, de medios de comunicación, de
emplazamientos urbanos, entre otros factores.
A groso modo, la composición
nodal de un corredor consiste en: 1) Medios de Transporte para mover las
materias primas y mercancías (puertos marítimos -por ejemplo del lado del
Atlántico y del Pacífico- y otros medios que varían según la composición
territorial lo permita: canales de agua, ferrocarriles de alta velocidad,
carreteras, etcétera); 2) Energía para hacer funcionales los corredores, y
sobre todo para mover los sistemas de producción: petróleo, gas y electricidad
(plantas nucleares, termoeléctricas/geotérmicas, hidroeléctricas, tendido e
interconexión eléctrica, gasoductos/oleoductos, etcétera.); 3) Agua para
actividades productivas (presas, trasvases, acueductos, sistemas de bombeo,
distribución y tratamiento, etcétera -inclúyase la generación de hidroelectricidad)
(3) ; y 4) Telecomunicaciones que integren la región en tiempo real, tanto
hacia adentro del corredor, como con otros corredores y en general con el
exterior (fibra óptica y emplazamiento de centros de comunicación con
tecnología de punta).
Vale aclarar que en general los
diseños solo son trazos generales y las especificaciones se manejan a nivel
regional, nacional y local. Éstos siempre son sujetos de modificaciones, no
sólo técnicas, sino también de aquellas que responden a su refuncionalización
en búsqueda de las mejores opciones que vayan surgiendo para estimular la
acumulación de capital a favor de los principales grupos de poder económico de
tal o cuál región. Además, su grado de incertidumbre es considerable tanto por
su factibilidad financiera y limitaciones tecnológicas y técnicas no esperadas
(características biogeofísicas de los territorios, entre otros factores), como
por las condiciones políticas y sociales (en nuestro caso de estudio tanto
aquellas dentro de Estados Unidos como las presentes en el espacio territorial
latinoamericano).En su caso, la implementación es
progresiva y no siempre se presenta como un "paquete", sino como una
serie de proyectos aislados de diversas dimensiones. En otras ocasiones, se
pueden identificar proyectos que no estaban considerados previamente pero que
han sido consecuencia de nuevas necesidades particulares de las cúpulas de
poder y de la competencia intercapitalista, y otras son resultado de la
contradicción de intereses capitalistas locales, nacionales, regionales o
mundiales; ambas de un momento histórico dado. Por tanto, no siempre todos los
proyectos de infraestructura forman parte de un esquema mayor, dígase
corredores, aunque bien pueden ser integrados y adaptados posteriormente a
ésos.
Escenarios de corredores de
desarrollo y sus corredores hídricos en Latinoamerica
En América, tres son las regiones
de escenarios y megaproyectos hídricos que se pueden identificar y que
responden al emplazamiento de corredores . Al norte del río Bravo,
sobresalen los corredores del este de EUA -totalmente vinculados al
Mississippi- y los de algunas regiones del oeste de ese país (particularmente
California). Para satisfacer las demandas de agua de los susodichos corredores,
además de las de otros ubicados al sur de Canadá y al norte de México, se ha
diseñado desde mediados del siglo XX el North American Water and Power Plan
(NAWAPA) . Su potencial retorno ante una aguda crisis de agua en EUA no es
algo descartable . En México y Centro América, se viene impulsando
insistentemente el desarrollo de múltiples corredores (siete en México según el
Programa Nacional de Desarrollo Urbano 1995-2000 . Su última versión es el
llamado Plan Puebla Panamá (PPP) que tiene como su contraparte hídrica lo que
he calificado en otra ocasión como Escenario Aquarium y que tiene como corazón
el sistema hidroeléctrico de la cuenca del Usumacinta (México-Guatemala) .
Por último, el contexto sudamericano es modelado por los siete corredores
terrestres y dos de hidrovías que conforman el sistema de Integración de la
Infraestructura Regional de Sudamérica (IIRSA). Los movimientos de agua ahí, en
especial se centran en los afluentes de los ríos Plata/Paraná/Paraguay-Guaporé
(donde se ubica un corredor de hidrovías que va de sur a norte); el
Amazonas/Putumayo; y el río Negro-Orinoco (los dos últimos, conforman un
corredor de este a oeste conectando Macapa y Belem en el Atlántico, con
Saramerisa/Yurimaguas en Perú y con Puerto El Carmen en Ecuador, todos con
conexiones terrestres al Pacífico). Además, el foco de atención es el potencial
que tiene el acuífero Guaraní, la reserva de agua fresca subterránea más grande
del mundo y que se perfila como pivote hídrico de la región productiva
"fuerte" del Mercosur.
Veamos pues el caso particular de
Sudamérica, sus planes de mega proyectos hídricos y su "empalme" con
los corredores diseñados para esa región.
Las reservas estratégicas de agua
sudamericanas y el IIRSA
En América del Sur, la riqueza
natural es alucinante. Es la primera reserva biótica terrestre del planeta y la
segunda marina; almacena cerca del 25% del agua fresca mundial; además de
contar con cuantiosos depósitos de petróleo en Venezuela (cerca del 70% de las
reservas hemisféricas ; de gas en Perú y Bolivia; o de distintos minerales
en toda la región; entre otros ejemplos.
Como se ha apuntado, los ejes hídricos más importantes son
los afluentes de los ríos Plata/Paraná/Paraguay-Guaporé; el Amazonas/Putumayo;
y el río Negro-Orinoco. Asimismo, entre otras reservas de agua superficial de
importancia considerable y que son pertinentes mencionar, están las que se
localizan en la Patagonia entre río Mayo y río Gallegos. A ésas se suman los
inmensos depósitos subterráneos del liquido que conforman lo que se conoce como
Acuífero Guaraní, por mencionar el más importante de la región y que se
reconoce como el acuífero más grande del mundo con una extensión de alrededor
de 1,190,000 km2 (superficie mayor que las de España, Francia y Portugal
juntas). El reservorio de agua abarca una superficie, en Brasil, de
aproximadamente 850 mil km2 (9.9% del territorio), en Argentina 225 mil km2
(7.8%), en Paraguay 70 mil km2 (17.2%), y en Uruguay 45 mil km2 (25.5%).
Como puede imaginarse, su importancia es vital para la serie
de corredores de desarrollo que ahí se busca consolidar . No es casual
que el centro de producción más fuerte de Sudamérica, según los diseños del
IIRSA sea justamente la zona donde se extiende el acuífero, un punto geográfico
que por el oeste tiene salida directa por el Atlántico y por el este se
comunica con lo que se pretende que sea la hidrovía Paraná-Paraguay (medio de
transporte regulado por varias represas que ya comienzan a ser financiadas por
el BM y el BID -e.g., Corpus, Yacyretá - y que, "aunque"
dañarían el ecosistema del Pantanal, su realización podría dar salida a la
producción no sólo industrial, sino a la agrícola -particularmente de la soja
convencional y genéticamente modificada que es producida ahí por multinacionales
como Cargill- en un área que se extiende desde Cáceres en Argentina, a Mato
Grosso en Brasil, y hasta Nueva Palmira en Uruguay) .
En este escenario de ordenamiento territorial, el acuífero
se perfila como estratégico, de ahí que el BM y los gobiernos de los países que
integran el MERCOSUR lanzaran el proyecto de Protección Ambiental y Desarrollo
Sustentable del Sistema Acuífero Guaraní.
Lo llamativo aunque no sorprendente, es que se trate de un
programa diseñado por los "expertos" del BM en conjunto con sus
"contraparte locales" que trabajan subordinadamente según los típicos
lineamientos del Banco contenidos en sus manuales operativos . A lo que se
suma el "detalle" de que es financiado por ese organismo
"internacional", por los Gobiernos de Holanda (Bank Netherlands Water
Partnership Program) y Alemania (German Geological Survey), por la Agencia
Internacional de Energía Atómica y la Organización de Estados Americanos (con
sede en Washington).
Según el News Release No. 2003/371-LAC del BM, "?los $27.24
millones del Proyecto del Sistema Acuífero Guaraní, que incluyen una donación
del Fondo Mundial para la Naturaleza [Gef, por sus siglas en inglés] de $13.4
millones, servirán?para elaborar e implementar en forma conjunta un marco
institucional y técnico para el manejo y la preservación del Acuífero."
Una reserva de agua que puntualmente es reconocida por el Banco en ese mismo
documento como: "?un recurso estratégico de agua potable en el Cono
Sur."
Ese proceso del usufructo privado del agua, que se consolida
mediante concesiones parciales o totales (pretexto que se usa para decir que
entonces no se trata de privatización, queriendo decir, de "venta
total"), se ha venido concentrando principalmente en manos de
multinacionales como Bechtel Co., las francesas Suez/división ONDEO -antes
Lyonnaise des Eaux- y Vivendi, o la inglesa Thames Water, entre otras. Es un
proceso que ha sido sólo posible a partir de que los Gobiernos están
abandonando el control de las fuentes nacionales de agua al participar en
tratados o arreglos comerciales tipo OMC o TLCAN (el último para el caso
de América del Norte), desde los cuales endosan la "transferencia" de
la gestión de los recursos hídricos hacia la iniciativa privada (en este
contexto, en el caso del acuífero Guaraní, no es que se venda el acuífero en sí
mismo -aunque se puedan privatizar/concesionar pozos, hidroeléctricas o
geotérmicas-, sino más bien del negocio que se pueda hacer con el agua extraída
de ahí).
Los argumentos pro-privatizaciones/concesiones son ya bien
conocidos y un tanto desgastados. Éstos suscriben la urgente necesidad de
mejorar el mal servicio que prestan las paraestatales" y la "ausencia
de presupuesto público". El objetivo, según nos informan las
multinacionales del agua, sus Gobiernos, el FMI, el BM y los bancos de desarrollo
regional, es asegurar, mediante la privatización del agua o de acuerdos público
privados, el acceso a los servicios relacionados a más de 2.4 millardos de
personas en el mundo. La "universalización plena del servicio", bajo
esa lógica, se sustenta en un sector privado que por naturaleza es más
eficiente y competitivo, además de ser capaz de aportar el financiamiento
necesario. Esas presuposiciones, como puntualiza Grusky de Public Citizen
(EUA), "?no son ejecutadas en la práctica y lo demuestran, entre otros,
los fiascos de?Buenos Aires, Manila, Atlanta, Cochabamba, Inglaterra [ya
que]?han resultado en incrementos en los ritmos de consumo de agua, en crisis
de salud pública, débiles regulaciones, falta de inversión en infraestructura
hídrica, pérdida de empleos y amenazas a sindicatos, contaminación y otras
catástrofes ambientales, o en acuerdos secretos e inconformidad social" .
Ahora bien, la determinación de la gestión y usufructo del
agua contenida en el acuífero Guaraní queda definida en el documento base del
BM antes indicado, cuando se explicita que, "?el financiamiento de la
segunda fase considerará recursos de agencias de cooperación, GEF, BM, el
sector privado y/o otros organismos de financiamiento multi o bilateral." Es decir del Banco Interamericano de Desarrollo - BID, entre otros.
De lo que se está hablando en el fondo, es de moldear las
legislaciones nacionales de los países Sudamericanos en cuestión, para que
faciliten programas de inversión privada sobre un recurso estratégico
(entiéndase como el endoso de los Gobiernos para transferir la gestión y
usufructo del agua, aunque sea nada más a modo de "préstamo", o en
palabras legales, de concesión); un panorama en el que la información de las
características cualitativas y cuantitativas del recurso (recabadas por el ya
mencionado SISAG) es fundamental para saber las dimensiones y potencialidades
de los negocios viables. Por demás llamativo es que esos datos científicos,
estarán a disposición del BM y su IFC, del resto de financiadores y seguramente
de los inversores interesados.
Aunque el proyecto del acuífero sobresale por las grandes
cantidades de agua fresca ahí contenidas, existen otros proyectos del mismo
estilo en la región. Vale la pena mencionar aquellos vinculados a la Cuenca del
Plata (un eje nodal de los corredores sudamericanos de la zona productiva del
Mercosur) que drena un cuarto del continente Sudamericano y cubre una
superficie de 3.100.000 km2. En este caso destaca el programa financiado por la
National Science Foundation - NSF (EUA) denominado "Desarrollo de una Agenda
de Investigación Multidisciplinaria en la Cuenca del Plata". Es parte del
proyecto "Ciencia para el Desarrollo Sustentable" del Directorio de
Programas Internacionales de la Asociación Americana para el Avance de la
Ciencia - AAAS (por sus siglas en inglés), financiada, entre tantos, por
diversos actores vinculados a un importante consumo de agua como la Rockefeller
(EUA), Ford (EUA), IBM (EUA), Kellogg (EUA), Kodak (EUA) o la Coca-Cola (EUA).
Esta última a la cabeza, junto con Nestlé (Suiza) y Danone (Francia), del
negocio mundial del agua embotellada .
En sí, el Proyecto, al igual que en el caso del acuífero
Guaraní y su SISAG, busca consolidar un Sistema de Información Geográfica (SIG)
más preciso de la región, con el objeto de "fortalecer" y enlazar
"iniciativas ya existentes del BM, BID?", etcétera.
La consolidación del control sobre esas reservas hídricas
particularmente se basa en la perspectiva de su "conservación" y
"uso sustentable" (que, como se indicó, para el BM y sus socios
generalmente quiere decir de usufructo solamente por parte de algunos
candidatos que cumplan con ciertos requisitos que muchas de las veces no tienen
mucho que ver con cuestiones ambientales y de conservación), pero existe otra
dimensión del recurso en términos de comunicaciones y generación de energía; me
refiero al emplazamiento de hidrovías e hidroeléctricas, entre otras
infraestructuras relacionadas.
A la hidrovía Paraguay-Paraná se suma, por ejemplo, el
"Gran Canal" que conecta el sistema del Amazonas -y eventualmente los
afluentes del Paraná- con las costas Venezolanas a través del río Orinoco. Esta
hidrovía debe visualizarse desde la dinámica de los corredores como una salida
directa al Caribe y hacia EUA mediante el Mississippi. Aquí es dónde podría
tomar forma un escenario de "arrastre" de bolsas súper gigantes con
agua sudamericana hacia la potencia norteña (Florida) como una alternativa o
complemento al escenario Aquarium.
Otro esquema llamativo es la red de represas que se ha
diseñado para la región del Chaco y la Pampa en Argentina, íntimamente ligado a
potenciar la producción agrícola de regadío intensivo (léase, agroindustria).
Entre las represas que se barajan, están las del Sistema Tarija-Bermejo y
Sistema Polo de Desarrollo; más al sureste las de Paraná y Guazú; o poco más al
suroeste las de Chocón, Cerros Colorados, Michihuao, Piedra del Agua, Alicurá y
Collón Curá.
Otras represas, más ligadas a su función energética como
fundamento de la explotación minera (particularmente de aluminio) se han
considerado por ejemplo en: Argentina (caso de las represas a emplazarse en los
ríos Cuervo, Cóndor y Blanco para beneficio de la canadiense Noranda); zona
amazónica de Brasil (represa San Isabel, Serra Quebrada, Estreito y Machadinho,
todas en beneficio de la estadounidense Alcoa y otras empresas domésticas como
Vale do Rio Doce o Votorantim); Chile (3 represas en Chacabuco en beneficio de
Noranda).
Asimismo, considérese el potencial hidroeléctrico de otras
regiones como el de Perú, un caso llamativo si se tiene en cuenta que es en ese
país donde se emplaza gran parte del corredor de desarrollo Andino y en donde
desembocan las principales hidrovías (Sarameriza/Yurimaguas/Pucallpa) de lo que
el IIRSA denomina como "eje del Amazonas" -afluentes del
Amazonas/Putumayo. El alto consumo de energía que implicaría el funcionamiento
intensivo de puertos y zonas industriales vecinas se podría abastecer tanto con
plantas generadoras de electricidad de gas proveniente de Camisea y/o con unas
decenas de hidroeléctricas. Según algunos cálculos, el potencial hidroeléctrico
de las cuencas de los ríos Marañón, Hullaga y Ucayali podría llegar a una
potencia combinada de cerca de 18 mil megavatios.
Escenarios similares de vinculación entre los corredores del
IIRSA y [sus] "corredores hídricos" se extienden a lo largo y ancho
del Cono Sur. Todos requieren de indagaciones detenidas, particularmente de
parte de actores locales.
Las dimensiones de los impactos y secuelas ecológicas y
sociales que giran en torno a tales potenciales escenarios de gestión y
usufructo del agua sudamericana en el marco del IIRSA -los más aparatosos aquí
brevemente indicados- sugieren pues, ser mayores. El debate colectivo, abierto
y participativo es urgente, sobre todo porque se trata de un asunto que tiene y
seguramente tendrá cada vez más trascendencia, sobre todo ante la creciente
tendencia a privatizar y desnacionalizar los recursos naturales del planeta. Al
fin y al cabo el agua es vital para todas, pero no resulta muy claro que el
acceso al líquido vaya a ser, dentro de tales escenarios, efectivamente
universal.
Reflexión Final
Resulta fundamental dar cuenta de que dichos proyectos (PPP,
IIRSA y sus "corredores hídricos") sólo van a operar donde la
población no se organice y luche colectivamente o donde deje de hacerlo. Y es
que los movimientos sociales juegan un papel fundamental no solo como expresión
de una afirmación de identidad local, sino sobre todo como reacción y
contramedida ante una lógica geoeconómica y geopolítica que supone -en este
caso desde el emplazamiento de "corredores de desarrollo"- la
privatización, depredación y desnacionalización de los recursos naturales. Pero
nótese que no se trata de rechazar todo plan de desarrollo, sino de aquellos
que atentan contra los pueblos y su entorno natural; de aquellos que tanto en
la esfera del agua como en otras, pretenden privatizar beneficios y socializar
costos.
Este artículo ha sido producto de la investigación de grado
de magister en Ciencias Ambientales del Instituto de Ciencias y Tecnología
Ambiental (Universidad Autónoma de Barcelona) que lleva por título
"Ecología Política del Agua".
Publicado en Enfoques Alternativos. Argentina. Julio de
2004.
* Por Gian Carlo Delgado Ramos
Economista mexicano egresado de la Universidad Nacional
Autónoma de México y candidato doctoral por la UAB. Autor de La Amenaza
Biológica (Plaza y Janes, 2002) y Biodiversidad, Desarrollo Sustentable y
Militarización (Plaza y Valdés, 2004).
No hay comentarios:
Publicar un comentario